Cafe con leche

De la esencia fuerte en tu mirar nació una obsesión

Con el primer beso y el carro hirviendo en pleno invierno

Un poco de leche mis manos pasando por tus ojos acariciando los sueños que guardas en tu mente

Café con leche en las mañanas son tus ojos inundándose en mí, fría 

Un poco dulce

Te guardo en mi boca y saboreo lo fuerte de tu ser calentándome en su fervor

Pasó tu sabor por mis labios tu piel oscura y la mía pálida

No importan los errores ni las manchas en nuestras vidas

Café con leche, mi necesidad por tí como un antojo incesante 

Cada mañana prometo buscarte 

Pensando en tu muerte…

¿Pa’ que te quiero muerto?
Si así cesarían los desvelos y los temblores
de aquel miedo que sentía de no quererte bien
que se quedó
para fermentarse
y convertirse en inseguridades,
complejos y odio suficiente para esparcir.

¿Pa’ que te quiero muerto?
Si mi ego se eleva
con el solo pensamiento loco
de que a veces
me extrañas.

El gas sutil de mi delirio inunda mi pecho
y empiezo a volar en una histeria
que me da una loquera que ninguna droga puede imitar.

Si con sólo pensar
que tal vez me mencionas
en tus muy mal escritos posts
(con faltas de ortografía
que me hacen preguntarme
¿Cómo chingados te amé?)
siento que soy importante.

¿Te fijas en cuanto te necesito,
para sentirme necesitada?

¿Pa’ que te quiero muerto?
Enterrado,
después llovido de flores,
remojado por los años y el sufrimiento de tus seres cercanos.

Sólo yo merezco sufrir por ti.

Y nunca nadie cerrará esta fosa
hasta que mueras
¿Pero porque habría de quererlo?
Si ya te quiero a ti.